Ante la idea de expresarnos musicalmente, la mayoría de las personas adultas argumentamos que "no servimos para eso", "lo hacemos fatal", "no tenemos oído musical", "no tenemos sentido del ritmo", "no sabemos cantar, bailar", etc. Pues vaya plan, ¿no? Porque la música nos emociona, nos transmite, nos conmueve, nos movemos con ella y esto nos sucede porque somos humanes, tanto si nos dedicamos a la música como si no. La música es inherente a les humanes. Y resulta que, igual que hay muy poques humanes incapaces de disfrutar con la música, hay muy poques humanes que realmente carezcan de aptitudes musicales. El cerebro humano es musical, y todes tenemos uno, ¿no?
Más allá de tu propio juicio o del de otres sobre si cantas bien o mal, pregúntate si te gusta cantar. Y si la respuesta es “sí”, ahí nos encontramos. En este taller podremos disfrutar juntes con la exploración de nuestra propia voz y nuestras habilidades musicales, incorporando unos rudimentos de técnica vocal y recurriendo a dinámicas grupales que nos van a facilitar el viaje. Y con la improvisación aprenderemos a desarrollar nuestra creatividad, tanto a nivel personal como en grupo. Sabemos cuál es nuestro punto de partida, lo que suceda después… es la aventura de la improvisación.